La huella de carbono es una de las formas más simples que existen de medir el impacto o la marca que deja una persona sobre el planeta en su vida cotidiana. Es un recuento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), que son liberadas a la atmósfera debido a nuestras actividades cotidianas o a la comercialización de un producto.

Gracias a la huella de carbono ya conoces el nivel de impacto y contaminación que tus actividades producen en el medio ambiente. No desesperes, ¡aquí tienes estos consejos para reducir tu huella de carbono, porque una vez que se conoce el problema se pueden plantear las soluciones! 😉

Seguro que muchas de estas medidas ya las conoces pero nunca está de más recordarlas y reforzar esos principios sostenibles que muchas veces vamos dejando de lado.

– Orientación y constitución de la vivienda: Consumo de energía

La localización de tu casa, su orientación o su tamaño son aspectos que tienen una repercusión en el nivel de emisiones de CO2 de tu vivienda. Cuanto más grande y peor orientada, más recursos gastará y más impacto negativo para el planeta.

Los materiales, el uso de renovables y medidas pasivas que apliques también harán que tu huella de carbono aumente o disminuya pues “cada kilovatio de electricidad que gastamos supone la emisión de 400 gr de dióxido de carbono en la atmósfera”.

Siempre apuesta por el aislamiento, y es que es una de las medidas estrella para disminuir la huella de carbono de tu casa pues te evitará las odiosas y muy costosas pérdidas energéticas: paredes, tejados, suelos, ventanas… Cambiar tus  viejas y despilfarradoras ventanas por otras eficientes es una de las inversiones que más resultados te dará. Eso sí, es muy importante que las nuevas ventanas sean de calidad y que se realice una buena instalación de las mismas para que no sean una fuente de pérdidas energéticas y dinero. Además, en caso de poner persianas no te olvides de asegurarte de lo mismo.

Aprovecha la luz natural y en cuanto a la artificial… Las bombillas, siempre de bajo consumo pues, aparte de su mayor vida útil y del ahorro eléctrico, ¿sabías que sustituir tres bombillas incandescentes por bombillas de este tipo hace que te ahorres la emisión de 73 Kg. de CO2 al año?

Decántate por sistemas eficientes de climatización y, una vez más, no te olvides que un mal uso de éstos será la ruina. Ten muy en cuenta que las variaciones de temperatura (lo ideal en verano es 26ºC y en invierno 20ºC) son mucho menos sencillas de lo que parecen, bajar o subir un grado hará que tu factura varíe entre un 5 y 10% con su correspondiente subida de las emisiones de C02.

¡Ah! Y cuidado con los aparatos de aire acondicionado porque consumen mucha energía y emiten aún más CO2. Intenta usar medidas pasivas y recuerda que siempre puedes aplicar los tradicionales, pero no por ello menos efectivos remedios caseros: plantas,  poner el ventilador, bajar las persianas y toldos, etc.

Pon termostatos y prográmalos con sentido común, pues éstos pueden hacer que las emisiones bajen notablemente.

Opta siempre por aparatos eficientes ya que emiten muchísimo menos CO2 y gastan mucho menos (siempre que se usen de la forma correcta). Y recuerda de cerciorarte bien de que lo son mediante la etiqueta energética y mira bien dónde los colocas.

Olvídate del stand by, ahorrarás hasta un 12% en las facturas. No te dejes los cargadores enchufados cuando no los usas pues es un riesgo y un gasto totalmente innecesario de energía.

Plantas, añade plantas a tu vivienda: dan vida, frescura, color y consumen CO2. El antídoto ideal para minimizar tu huella.

Imagen Flickr: johnrudolphmueller

 

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